Faros de Vallarta. Centinelas gemelos, a pie de playa, a pie de cerro

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El 15 de agosto de 1932, a las 19:30 horas, cuando el sol se fundía con el mar, se iluminaron las cúspides de ambas nuevas luminarias. Como Prometeos tropicales, el Capitán Balcázar, el presidente Alfonso Bernal y demás autoridades presentes daban a los pobladores y a las embarcaciones mercantes en el puerto de Vallarta el fuego guía de enfilamiento marítimo. El bullicio, la sorpresa y la algarabía llenaban el ambiente. En la casa de Nuestra Señora de Guadalupe, el repicar de campanas se unía a los cohetes lanzados desde la plaza.

Las madrinas de inauguración, las señoritas Refugio Villanueva y Rosario Betancourt, engalanaban el momento solemne y simultáneo a una distancia de 180 metros entre ellas. Desde la posición de vigía, el Presidente Municipal, Alfonso Bernal, José Baumgarten y Gabriel Nuño presidían la ceremonia en el punto sobre Matamoros. En la playa, junto a Morelos, se encontraban los maestros Gerardo Tazos, Roberto Alcazar, José García Ortiz y Juan Rodríguez.

Había comerciantes, pescadores, obreros y campesinos entre los presentes. También se contaba con la presencia de Edmundo Guerra, Administrador de Telégrafos, el Comandante de Resguardo Marítimo Luis Ortiz, el Sr. Diego Betancourt, el titular de Correos Epifanio Quintero, el Teniente Juventino Hernández, Fernando Quiñones, el Lic. Hipólito Reyes y el Prof. Izar Briseño, por mencionar a algunos. Los invitados disfrutaban del momento con cerveza fresca y vinos, cortesía de la Capitanía, al compás de una orquesta que deleitaba y alegraba la tertulia con selectas composiciones.

En un momento de silencio y pausa en la celebración, el Profesor Pedro Izar tomó la palabra, augurando importantes beneficios de contar con el alumbrado marino. Sin más preámbulos, como un destello de faro titilante, recitó con gran júbilo un poema titulado “A la Mar”. El momento no podía ser más apropiado para contagiar a los presentes y hacerles sentir orgullosos de apreciar a esos cíclopes gemelos de piedra, guardianes de la enfilación en aguas seguras para los navíos mercantes.

Otro momento de interrupción y silencio. El Capitán Balcázar tomó la palabra y agradeció sinceramente a los presentes, concluyendo con un entusiasta:

“¡Todos están invitados al baile, nos vemos en el salón de la Unión de Trabajadores del Puerto!”

A las 21:00 horas comenzó el baile al ritmo de una excelente orquesta. La atmósfera festiva continuó hasta las tres de la madrugada, cuando la celebración llegó a su fin.

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